Peña Taurina Tendido 10

jueves, 25 de noviembre de 2010

RECONOCE EL FRAUDE PERO NO LE GUSTA QUE SAQUEN PUNTA. SU CORNADA FUE UN ERROR DE TERRENOS

Fuente: elchofre.com

POR: Alfonso Navalón

Dicen que es el cerebro privilegiado del toreo moderno y debe ser verdad porque tiene muy pocas cicatrices en su cuerpo y además ha convencido al público que para cuajar una faena hay que escuchar uno o varios avisos. Sin embargo, ni él ni ninguno de los cronistas aduladores han explicado la causa de su última cornada. Ya es sabido que los percances siempre son culpa de los toreros porque el toro no se equivoca al coger y además advierte antes varias veces. Lo primero que debe hacer un torero es preguntarse porque lo han cogido y saber dónde estuvo el error para que no se repita. Como ahora todos los toros que matan las figuras están afeitados y pertenecen a un grupo de ganaderías bobaliconas y faltas de raza, olvidan que el toro por tonto y afeitado que esté tiene sus terrenos y cuando no se respetan surge el percance. Ahora se matan casi todos los toros en la suerte contraria. Por algo se llamará contraria y ahí están dos venganzas bien recientes.
La horrenda cogida del novillero Curro Sierra en Sevilla donde la sangre salía a borbotones del boquete y si llega a ser un pueblo se hubiera muerto. Y esta otra del inteligentísimo Enrique Ponce que en esas rutinarias dobladas rodilla en tierra le dio los adentros a un toro que apretaba hacia fuera en su querencia natural. No es que abusara del pico o dejara un hueco descubierto. En las imágenes se ve clarísimo como va metido en la muleta pero al buscar el toro su salida natural hacia fuera tropezó con el muslo de quien siendo tan inteligente olvidó algo elemental. Como están acostumbrados a torear los borregos mansones que siempre buscan la querencia de tablas no se dio cuenta que ese toro no era manso y a la fuerza tendría que cogerlo al no respetar sus terrenos.
Pero la mayor estupidez de Ponce ha sido echarle la culpa a una equivocación del afeitador de la corrida. Dice Ponce que no se le debe sacar punta al afeitarlos. Con lo cual deja sentado que el espectáculo ofrecido por las figuras es un fraude donde se da por sentado que engañan al público. Ponce debe ser de esos que piensan que la ventaja del serrucho es que el toro pierde el sentido del tacto y se queda corto al tirar la cornada. Y eso puede pasar si la fechoría se hace la víspera porque el toro no es tan tonto como para no darse cuenta que le han cortado algo y rápidamente recupera el sentido de las distancias. Como nos pasa a nosotros cuando nos cortamos las uñas que la principio lo extrañamos pero luego recuperas el sentido del tacto.
Lo que no ha dicho Enrique Ponce es que a muchos toros se les destrozan los pitones en la brega del mueco y al escobillarse el afeitador tiene que sacarle punta para que no se note el estropicio. Ponce echa de menos “la bolita” con que los afeitadores expertos suelen rematar la punta del pitón para que resbale.
Pero Ponce ha cometido una ingenuidad infantil porque el reconocer que no se le debe sacar punta al afeitarlos, da por sentado que se afeitan. Por otra parte es una tontería lamentarse de estas cosas. Los toros de las figuras y sobre todo los de Ponce pasan por la selección previa de una serie de expertos que eligen los toros adecuados al gusto del que manda. Si Ponce tenía alguna queja del método de afeitar debe echarle la bronca en privado a su barbero pero no demostrar públicamente que el fraude está a la orden del día y están engañando al público.
Todo esto no tiene nada que ver con la cornada ni el pisotón que le partió los huesos. Ponce anda muy confiado y muy seguro ante el género que eligen sus cuidadores. Y algunas veces la confianza se paga cara. Sobre todo cuando se olvidan las reglas de los terrenos. Decían los más viejos que en la confianza está el peligro. Y Ponce, que andaba a gorrazos con las corridas borregas y afeitadas, ha caído víctima de su excesiva confianza. Si el toro tuviera peligro y casta y los toreros pasaran miedo delante de ellos pensarían las faenas antes de dar pases rutinarios como si el toro fuera gilipollas (que casi siempre lo son). Pero a veces se acuerdan y no se dejan atropellar por la sinrazón.

5 comentarios:

  1. Entonces este domingo, vamos a ver una "cátedra" de como torear invalidos, porque los toros anunciados reunen todas las caracteristicas: chicos, afeitados, mansos, bobalicones y probablemente se le rompan las pezuñas. Una tragedia!!

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  2. Voy a reproducir parte de un artículo que el maestro Alfonso Navalón escribiera en Noviembre de 2001, para que los que saben quién era él, puedan comprobar que a finales del 2010, sus palabras siguen teniendo plena vigencia respecto del enfermero Enrique Ponce:

    "El martes, 20 de noviembre, recibí tres llamadas alarmantes..... Los tres escucharon estupefactos la entrevista radiofónica de Pedro Javier Cáceres a Enrique Ponce y cómo sería la cosa que, ...., saltaron de sus asientos al escucharlo decir: "Ponce pasará a la historia como el mejor torero del siglo". Recapacitaron y, a la vista que el siglo XXI sólo tiene un año de vigencia, no les resultó tan alocada la afirmación del cronista. Muchos son muy dueños de pensar que Ponce puede ser el mejor torero del año en este siglo. Pero cuál no sería su asombro cuando el cronista, en el colmo de la irresponsabilidad y la ignorancia, proclamó que Ponce era "la figura indiscutible del siglo XX", es decir, de los cien años que nos separan de la época de Lagartijo y Guerrita. La señora de Bilbao y el arquitecto, que han visto torear a Ordóñez, a Rafael Ortega y Pepe Luis Vázquez, se hacían de cruces de la insensatez de este cronista, pero la joven periodista de madrid, que apenas lleva diez años viendo toros, preguntaba cómo fueron los toreros de mi época para desmerecer ante Ponce, al que ella califica como un "repetidor de la misma faena" y al que siempre le falta tiempo para rematar su obra porque en casi todos los toros escucha por lo menos un aviso. Ella piensa que sin quitarle méritos a Ponce le parece un torero demasiado 'difuso', por lo poco que 'concreta' sus faenas, donde a su juicio le sobran todas las tardes más de quince muletazos. También le salía de ojo que mientras a las grandes figuras de otras épocas los toros les dieron muchas y graves cornadas, "no debe torear Ponce con mucha verdad cuando apenas lo han rozado los pitones y no ha sufrido ninguna cogida grave". Esto es lo que dice una aficionada observadora que ha llegado anteayer al tendido. A servidor ya no le extraña nada de los críticos actuales, que salvo Joaquín Vidal y alguno más, forman un rebaño de atrevidos ignorantes y si quisieran decir algo serio, casi todos están comprometidos o corruptos y tienen que escribir al dictado de los explotadores del público. No cabe duda que Ponce ha sido un torero de gran regularidad, que ha redondeado diez años a la cabeza del escalafón. Eso tiene un mérito. Pero sale de ojo la cantidad de ventajas que habrá utilizado para salir ileso tantos años cuando en la época de Ordóñez, por ejemplo, todas las figuras sufrían un par de cornadas graves cada temporada. Cuando se torea asentado y adelantando la pierna, es dificilísimo escapar de la cornada... Mucho más fácil y más técnico que Ponce toreaba Domingo Ortega, al que alcancé a ver bastantes tardes desde 1944, que lo admiré por primera vez en la feria de Salamanca y luego, ya retirado, me invitó a muchos tentaderos donde casi con setenta años seguía toreando con una gran facilidad. Nadie que viera a Domingo Ortega se atreverá a compararlo con Ponce. Y Ortega recibió una cornada ya con el pelo blanco en su última reaparición. Los que vieron torear a Ordóñez, Rafael Ortega o Pepe Luis Vázquez, se echarán las manos a la cabeza si alguien se atreve a decir que Ponce ha sido mejor que ellos. Y no digamos los partidarios de Joselito y Belmonte, pongo por ejemplo de dos colosos a cien años luz de cualquier otro. Hace falta ser un pedazo de insensato para entronizar a Ponce ignorando a Joselito, como resumen del poderío absoluto, y a Belmonte, como el único y auténtico revolucionario, inventor del toreo moderno. Una tarde inspirada de Rafael El Gallo, de Cagancho, Gitanillo de Triana, Chicuelo o el mismo Victoriano de la Serna, han dejado un rastro de elegancia, genialidad y duende que jamás podrá alcanzar un torero tan seguro y tan académico pero tan 'plano' como Ponce...."

    JORGE PACCINI BUSTOS

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  3. La joven periodista de Madrid, a la que alude el maestro Navalón, es la encantadora Rosa Jiménez Cano, el futuro de la crítica taurina y uno de los faros de los que debemos de guiarno los que seguimos en la ruta de la afición.

    Efectivamente, en su concepto y sin quitarle méritos a Ponce a ella le parece un torero demasiado 'difuso', por lo poco que 'concreta' sus faenas, donde a su juicio le sobran todas las tardes más de quince muletazos"

    A lo señalado por RJC, habría que añadir que en estos últimos 09 años, este señor ha institucionalizado los avisos, le encanta hacer un tour con el despojo que toree por todo la plaza, y lo más regualr de sus faenas son la gran distancia que hay entre su muleta y lo que torea(que no son TOROS TOROS), que fácilmente quepa un Cuadri.

    El Tal -Iban

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  4. Todos los artículos de Alfonso Navalón son de gran interés para el buen aficionado.
    Un acierto el ponerlos.
    Rosa Jiménez Cano,tiene un blog en el diario español El País y como bien lo mencionas es un referente en lo del toro y con verdad.

    Peña Surcana.

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  5. En una ocasión en la entrega de premios taurinos del restaurante Río Grande,Julio Pérez El Vito,pegó un puñetazo en la mesa cuando unos pseudos críticos,se expresaron mal de Navalón en su ausencia y dijo lo siguiente;los buenos toreros necesitan críticos como Navalón,para no vivir engañados.En otra ocasión,Antonio Ordoñez comentó,los críticos actuales no le llegan a la suela del zapato a Navalón.
    A la muerte de Vidal y Navalón,la crítica en el mundo taurino quedó en la orfandad.
    P.D.Una sugerencia,actualmente lean a Antonio Lorca y Rosa Jiménez Cano.

    Surco Taurino.

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