Peña Taurina Tendido 10

miércoles, 17 de noviembre de 2010

VERONICAS

Pepe Luis Vasquez
Morante de la Puebla


. Rafael Ortega




. Rafael de Paula



. Curro Romero




Curro Puya
Curro Puya




Enviado por Jorge Paccini Bustos

Fuente: “El Aficionado” N°32, Octubre de 2010, pp. 10-11

Órgano de expresión de la Asociación Cultural “LA CABAÑA BRAVA” de Zaragoza.

El artículo, desnuda con bastante claridad, el estado actual de la fiesta, sin embargo destaca la tauromaquia de Morante, que sale de la cursilería generalizada de la que somos victimas tarde tras tarde, temporada tras temporada y posiblemente década tras década. Sin declararme morantista, ni “ista” alguno, y salvando las inimaginarias distancias que de hecho separan a Morante de Gitanillo de Triana, considero que el artículo tiene mucho de verdad. Así de decadente está la fiesta por culpa de los pegapases, y Morante tendrá que demostrarnos este año en Acho, que realmente sale del estándar borreguil.


Lo que valen unas buenas verónicas: “menos muleta y más capote”

Por Diego Martínez Gonzáles

El gran crítico César Jalón “CLARITO”, haciendo gala de su seudónimo, lo tenía muy clara “la mejor respuesta, la mayor repulsa, el más expresivo corte de mangas a las truculencias y bufonadas del pseudo-tremendismo-y a sus turiferarios- es una buena verónica”, Así se expresaba el crítico que en la década de los años 20 exigía más muleta y menos capote. Década esta marcada por la falta de toreros reinantes en el escalafón. Entre José y Juan, y los posteriores Domingo Ortega, Pepe Luis y Manolete. Entre la asimilación del toreo de Belmonte y la llegada del peto. Década en la que posiblemente se vieron los toros de la historia con mayor trapio. Posiblemente de igual peso que los de hoy e igual presencia, pero de mucho mayor trapío, ya que era frecuente el TORO en su pleno apogeo con sus 5 años, incluso los 6, 7 y los 8 años. A estos toros se enfrentaron un ramillete de toreros que más quisiéramos hoy: Marcial, Manolo Bienvenida, Félix Rodriguez, Antonio Márquez, Maera, Manuel Granero, El Niño de la Palma, Chicuelo, Cagancho o Curro Puya entre otros. El crítico cuenta en sus memorias que debido a la asimilación del toreo de Belmonte por la crítica y afición y al poder de estos toros, muchísimos toros llegaban al último tercio de muerte y estos toreros no eran capaces de hacerse con ellos. Por ello aprovechaban el toreo de capa y los quites para su lucimiento.

De esta época es cuándo nace el llamado “quite del perdón”.Muchos toreros después de verse vencidos por sus toros, se justificaban con un quite en el toro del siguiente compañero reconciliándose con la afición. Un quite de uno de estos toreros llenaba al aficionado. Hablamos de gente como Antonio Marquez “el Belmonte rubio” (del que precisamente Clarito escribió la famosa crítica de su toreo de capote:“entre león y salga cordero; entre huracan y salga brisa; entre loco y salga cuerdo”) el Niño de la Palma, Chicuelo y sobre todo dos nombres que llevaron el toreo de capa y su más pura suerte a la cima. El toreo a la verónica de Cagancho y Curro Puya fue fuente de felicidad para los aficionados y de inspiración para muchos poetas que los cantaron.

Tal era la importancia del toreo de capa, que los toreros ante las complicaciones que desarrollaban el toro en la muleta, volcaban la importancia de la lidia al toreo de capa.

Por eso era por lo que Clarito llegó a pedir “menos capa, y más muleta”. Clarito llegó a ver el toreo actual, por eso en la década de los 70, cómo recoge en sus memorias, tuvo que pedir “menos muleta y más capote”, harto de tanto pase sin fundamento en el último tercio ante un toro ya vencido, sin respeto alguno para este, y ver cómo se perdía la suerte de varas y el turno de quites, llevándose para siempre el turno creado en la lidia para rivalizar y competir entre los toreros.

¿A qué viene toda esta parrafada? Por mi visión del toreo actual, resumido en dos toreros y en los últimos días de la Feria de San Isidro de Madrid. Morante y Castella. Toreo de capote que te hace reencontrarte con el TOREO clásico y un pegar pases a un toro que me aburre y me disgusta. Morante tiene detalles que se agradecen por su sabor añejo. Lo ves dar muletazos y te vienen a la memoria fotos antiguas.

El pase del telón o del celeste Imperio de El Gallo, los ayudados por alto cargando la suerte, muchos recortes que da con muleta y capote, incluso el macheteo o los pases de castigo. Torería. Si bien, no me acaba de convencer en el toreo fundamental. Es más torero de derechas que de izquierdas, cita desde el hilo del pitón y con la espada es vulgar. Además hay que achacarle, como al resto del escalafón, que en el momento que tienen poder no quieren responsabilidad, no quieren TORO. Si fuera por ellos (todo el escalafón) cumplirían el sueño de El Guerra de que la vacas pariesen toros sin cuernos. Sin embargo, a Morante, en sus dos últimos años, hay que ir a verlo. ¿Por qué? Porque con el capote torea. Y en una época en la que no torea ni Dios, que todo el mundo se dedica a dar pases, dejando la muleta en los ojos del toro, llevándolo en línea recta y girando sobre sí, retrasando la pierna por la que se tiene que dar salida al toro, terminando la serie con el alivio descarado de dar la vuelta el torero(“martinete” creo que lo llaman), dar el pase de pecho por el pitón que más lejos del torero pasa y que pase sin ningún mando, al final aburre y cabrea ver como muere el toreo. Porque eso no es torear, eso es dar pases. Ojo que dar pases a según que toros es meritorio y emocionante; pero dárselos al torete de hoy (no tiene casta ni PODER) es desolador. Y aquí es dónde viene la gracia del capote de Morante. De salida cuando el animal tiene más fuerza, aunque este “virgen” y no haya desarrollado por la lidia, que salga un tío y le de los pechos y se ponga a dar verónicas, cargando la suerte, ganando terreno, embarcando al toro desde el cite inicial, rematarlo detrás de la cadera y dar un paso al frente y repetir la suerte, hoy en día es de lo poco que se puede loar. Así esta el Planeta de los toreros y la cabaña brava.¿Y por qué no Castella? Ni Castella, ni Perera, de los toreros que van de figuras, me gustan. Su toreo no es el que entiendo yo. Aún así valoro su valor y su entrega. Mi crítica es que toreros de este corte no deberían ocupar el lugar que ocupan en el escalafón actual. Tienen cabida en todas las ferias y siempre la han tenido.

El tancredismo siempre ha impresionado al público. Público que hoy es quién llena las plazas. Pero no deberían ocupar los carteles de las figuras. Las figuras deberían torear, no dar pases. No llevar la faena hecha del hotel y repetirla tarde tras tarde, feria tras feria, año tras año. Y siempre al mismo toro. Que se queden quietos ante un “cebada” de los de antes, o un “dolores” de los de ahora, o ante un toro con casta y PODER, lo valoraría.

Pero quedarse quieto y dar mantazos ante el mismo toro no lo valoro. Ni me gusta. Y luego pasa además que sale un toro bravo y estos toreros meten un petardo de órdago. Acostumbrados a ir por ahí como “los reyes del mambo”,imponiendo su toreo a las masas, llegan a una plaza de responsabilidad y no cuela. O cuela menos de lo que les gustaría.

Porque el toro bravo requiere mando. Y en línea recta y hacia fuera no se manda. Y si sale algún bombón de toro pastueño, sencillo, y encima bravo, como el 5º de Victoriano del Río del pasado día 3 de junio en “Las Ventas”, quedas entre dicho porque hasta el más primerizo se da cuenta que has estado por debajo del toro. Y dan pases y no torean. Y todo el mundo se acuerda del torero que falta en el cartel ese día o el aficionado saca el toreo que lleva dentro y clama y grita al cielo que si coge él a ese toro entra en los anales de la tauromaquia. Y mientras tanto, el aficionado que se ve privado, por la incapacidad del torero, de ver lo que más le gusta, el toreo.

Esta es mi visión del toreo de hoy. Y el capote de Morante no es de lo poco que se salve, es que lo comparo con el de Pepe Luis, La Serna, Manolo González, Aparicio, Ordóñez, Antonio Bienvenida, Paco Camino o Curro .Toreo a la verónica, toreo puro. Cómo le canto el poeta a Gitanillo de Triana:

“... en los vuelos del capote, con el toro que va y viene, juega al estilo andaluz en una clásica suerte complicada con la muerte y chorreada de luz...”.

5 comentarios:

  1. ¡¡¡Así se fomenta la afición y el conocimiento taurino.!!
    Vaya mi felicitación a la Peña Tendido 10.

    Un sentidor de la fiesta taurina.

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  2. Muy interesante para los aficionados,los felicito.

    Desde Surco.

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  3. Mi trilogía: Pepe Luis Vásquez , Gitanillo de Triana y Rafael Ortega, palabras mayores. Morante de la Puebla al lado de ellos un mancebo de botica,que a lo mejor para superar su faena de Nimes, nos sorprende cargando una mecedora y fumándose un puro, citando al "TORO" imaginario en medio del albero de Acho.

    El Tal-Iban

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  4. Domingo Ortega decía, “torear es llevar al TORO por donde no quiere ir” y ahí está el riesgo y eso sólo se consigue con el toreo fundamental, el que “obliga” al TORO: la verónica, el natural, el redondo, los doblones, los pases de castigo … lo demás son adornos, remates … todo lo lucidos y bonitos que se quiera, pero, en general “alivios”, cuando no ventajas sin riesgo, que es la mayoría de las veces. Ojo, hemos dicho TORO, no lo que sale ahora por chiqueros y que torean los 7 magníficos: especimenes descastados, bobos, sin fuerza y, para colmo, desmochados, pues se ha pasado de un afeitado discreto y más o menos disimulado, a un desmochado generalizado, alevoso, impune y sin tapujos hasta la médula.

    Paco Callejo

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  5. Al desinformado y utópico aficionado que el domingo dijo “con el capote no se manda”, con cariño todas estas fotos, Curro puya templaba y mandaba muy bien en las verónicas. Espero que este domingo 21 no salga este aficionado con que las manoletinas son pases de ligazón.

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