EN LAS DOS TARDES DE CHALHUANCA EL VERDADERO TRIUNFO FUE DE UN PICADOR

SERGIO TAPIA HELFER

Pocas veces he visto la importancia de un solo hombre en un ruedo. Generalmente, las responsabilidades, triunfos y derrotas son de un equipo de personas que trabajan bajo un objetivo, el triunfo del torero.

Pero en Chalhunca, sucedió algo fuera de lo común, el matador de toros Aquilino Olazábal llegó contratado para prestar los servicios llevando caballos para la pica y mulas para el arrastre del segundo día de festejos, coordinada básicamente por José Luis Cubas, padre del crédito nacional.

Sin embargo la desorganización del primer día, y creo yo viveza de los dueños de la Ganadería La Centinela, quienes se aprovecharon de ello, no llevaron el caballo de pica que les habían prometido cuando les compraron “6 astados” hace pocos meses. La excusa un accidente con un toro. Siempre pasa lo mismo, pobres los ganaderos nacionales siempre les ocurren desgracias, muerte de animales, como a Puga en Cutervo hace poco que se le murió un toro en los corrales, que pena.

Y pongo “6 astados”, pues no había veterinario, y por ello Rolando Tapia no aceptó, entre otras cosas ser Juez de Plaza. Pero les digo en la primera tarde, los novillos escogidos para el Andi, con los astados de Simpson y Gil, tranquilamente entraban todos en el mismo sorteo y no había gran diferencia.

Así que me imagino que los de la Ganadería la Centinela no querían que los piquen. Veinte minutos antes del paseíllo felizmente se encontraba ya en Chalhuanca Aquilino con sus animales (contratados para el siguiente día) y de casualidad había llevado una vara vieja y una puya. Así que con Jean, boina y camisa campera puso el puyazo a los seis animales. Bueno, la verdad solo los señaló, pero al menos tuvieron oportunidad de demostrar su bravura y fuerza en el caballo. Obvio que no pasaron la prueba. Incluso las dos últimas puyas las puso con la vara rota (amarrada por el medio con pitas para unir las dos partes) pues no había más en todo Chalhuanca.
Al día siguiente llegó el picador David de la Barra, contratado para usar los caballos de Aquilino. Provisto de toda su armadura y traje completo tenía la responsabilidad de picar a los 6 toros, y esta vez si pongo Toros de Checayani . Aunque tampoco había veterinario, por peso, desarrollo de pitones y otras características la cosa se veía seria y diferente.

En el primer toro el picador sufrió un accidente, incluso tuvo que ser llevado al hospital, sin peligro de vida. Y tuvo que ser reemplazado por Aquilino Olazábal, quien nuevamente provisto de un par de cojones salió a salvar la tarde, donde puso un par de buenas varas dignas de aplauso, solo del PT10 y en el resto salvó la papeleta dignamente. Ni mona llevaba el caballista y buen jinete.

De ambas corridas rescato las ganas de los matadores, Andy, Simpson, Cubas y Carlos Ramírez, todos ellos con el mismo defecto, con el estoque están muy mal. La única diferencia la hizo David Gil por su experiencia y la intención de David Esteve de torear de verdad y estoquear de manera regular. Ello le bastó a este último para llevarse el escapulario del Señor de Animas. Lo demás para el olvido.