Este árticulo es del Blog: http://eltoroporloscuernos.blogspot.com/
Que espero visiten para ver este árticulo y otros más, sobre la última feria de Sevilla. Se los recomiendo muy buena crítica sobre la última "Miurada" del domingo que muchos pudimos ver por internet.
DE PAULA SE METERA A CURA PERO NO LIDIARA UN MIURA
Sevilla. Plaza de toros de la Maestranza. Feria de Abril. Decimosexta de feria. Lleno. Toros de Miura para El Fundi, Juan José Padilla y Rafaelillo.
La Miurada, sin llegar a defraudar, podemos afirmar que ha estado muy justa en cuanto a todo. Desarrollaron peligro sin ser alimañas; el Miura, serio y hondo de la casa tampoco lo hemos visto; también ha salido algún tullido y otro noblote que no hacen honor al apellido. Pero lo que hoy ha pisado del albero es simple y llanamente, por raro que ya parezca, el Toro. Hubo que echar mano de un sobrero, grande como él solo, del Conde de la Maza, descastado y fiero, al que nos quedamos sin ver porque su matador mandó que lo fusilaran a los del castoreño.
El Fundi, que hacía su presentación en la temporada, como quién dice, estuvo en Maestro toda la tarde, con los deberes y obligaciones que ello conlleva. Cabe recordar que maestro no es aquel que cosecha triunfos rimbombantes, se encartela cerca de un centener de veces por temporada o es un virtuoso en esa mentira disfrazada de santidad que es la técnica. Un maestro es aquel que puede enseñar un oficio.Y sobre el magisterio taurómaco, el Fundi sientra cátedra. Son pocos en el escalafón los que pueden decir lo mismo. Pudo cortar una justísima oreja de no ser por el error a espadas en el cuarto. A base de sobar en la primera parte de la faena y consentirle al animal acabó metiéndolo en el canasto. Enorme el orgullo que tiene, conocedor de lo que significa ser torero. Empieza el trasteo por el lado derecho: el toro, hoy sí, por ahí no quería. Guasa. Se queda corto, se revuelve en un santiamén y no se lo lleva por delante de milagro. Cambia de mano, con la zurda, cruzandóse siempre y de uno en uno, con las femorales por delante, se reveló contra todo el taurinismo militante con dos series al natural tan puras como imperfectas. Porque la pureza, en contra de lo que piensan muchos, no va unida a la estética; sino al poder, al mando del torero sobre la acometida del toro, que si es Toro de verdad, nunca puede ser pulcra. La embestida perfecta, que es la misma muerte de la Fiesta, es la que regalan los toritos que todos tenemos en mente. Cómo es un hombre, y esto va de hombres gallardos que tienen algo que demostrar todos los días, se volvió a echar la muleta a la derecha y se obró el milagro de los panes y los peces. Por dónde no había toro empezó a haberlo tras una faena de otro tiempo, en los mismos medios por cierto. Esa es la verdadera grandeza del toreo: dominar y vencer las dificultades que tiene un toro, sea más grande o más terciado; berrendo en colorao o negro listón; astigordo o cornalón. He querido recrearme en este aspecto, para compararlo con una de las faenas de El Juli y otra de Manzanares, en las que con el torito sumiso no fueron capaces de hacerlo embestir por dónde el toro no quería ir. Harto de que defiendan a voz en grito esas faenas en las que a la más mínima desisten de torear por donde el toro `no va´. ¿Dónde está la gracia entonces? Torear por donde el toro se deja es como ligar en un club de carretera con cincuenta euros en la cartera.
Padilla, que debería de estar encartelado ayer con el Cordobés y compañía, ha dejado escapar, o mejor dicho, no ha querido ver un buen toro del Conde de la Maza. Era el sobrero, con más de 600 kilos, descastado, con genio y transmisión. Masacrado en varas, directamente. El segundo puyazo, duro y largo, casi en la penca del rabo. Tampoco quiso banderillearlo y con la muleta estuvo más rato enseñando al público las dificultades del toro que intentando combatirlas. Cuenten lo que cuenten los revistosos del puchero, el toro con otra lidia y con menos saña del picador hubiera sido otro en la muleta. No pasaba y se defendía por la cantidad de sangre que había perdido, no porque fuera su condición, aunque de últimas ya se rajó. Un torero tiene que querer cortarle las orejas lo mismo a un manso que a un barrabás. Creo, con la seguridad de estar equivocado, que el toro era importante. Nos quedamos con la incógnita del que hubiera pasado si hubiera tenido un torero delante.
Rafaelillo, que es el Obama de los toreros, estuvo tan fiero como siempre durante toda la tarde. Hay que tener mucha vergüenza, de la buena, para ponerte con la izquierda echando la pata pa'lante como si estuvieras en un tentadero, de estos con mariscada, que organizan los nuevos ricos que se compran ganaderías como yo compro palillos mondadientes. La del sexto era labor con premio, de no ser porque se pasó de faena y terminó pasando las de Caín para mandar al burel al desolladero. A estos toros, como a casi todos los que lo son de verdad, no se les puede estar un cuarto de hora tocando las narices, porque te lo hacen pagar bien caro. Estuvo echo un tío, tragando paquete a sabiendas de que esa era la única manera de salir con dignidad no ya del envite con el Miura, sino con la leal competencia con El Fundi. Porque esa es otra, no es lo mismo compartir cartel con el fuenlabreño, que te puede dejar desnudo, a hacerlo con los condes y finitos. Como tampoco será lo mismo que vean tus nietos colgados en tu cortijo las cabezas de un miura, un pablorromero o un cuadri a que vean las de un juanpedro o un cuvillo, que por necesitar, hasta necesitan una alcayata más pequeña.
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