AY BOS TAURUS

Enviado por Renan Almanza

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¡AY BOS TAURUS!

¡Ay toro bravo!, te estas muriendo, unos salvajes te están matando, como si no
se supiera..que estos, siempre te han matado, a tus abuelos, a tu padre y también matarán
a tus hijos y a sus hijos, ¡hay toro bravo!

¡Ay buey bueno!, ¡ay linda vaquita lechera!, buey que, tienes que tirar del arado,
para ganarte el pienso de cada uno de tus días, linda vaquita que, tienes que damos la
leche fresca de todas nuestras mañanas, y al final, cuando al buey bueno se le acaben las
fuerzas y a la, linda vaquita lechera se le sequen las ubres; les espera el camino más
largo de todas sus vidas, les espera el pasaje al matadero.

¡Ay toro bravo! A ti, te llevaran a la plaza, esa plaza que lleva tu nombre y un
domingo se anunciaran ¡6 toros bravos 6!, ahí lidiaras y serás ejecutado. Desde que
hagas tu aparición por la puerta de los sustos, no harás otra cosa que luchar, tendrás que
atacar para no ser muerto, infatigable buscaras al de la coleta y mientras más embista~,
mientras más busques a tu enemigo, tu morrillo recibirá por lo menos dos puyazos y en
tu lomo se clavaran tres pares de banderillas, serás sometido por la muleta y realizaras
una danza como si estuvieras cosido a la pañosa, puesto en suerte acudirás a la ultima
cita de tu vida, por que.el acero, señalado en el hoyo de tus agujas te provocara la
hemorragia mortal.

¡Ay buey bueno!, ¡ay linda vaquita lechera!, serán trasladados a los corrales del
camal, donde rumiando esperarán el turno de ingresar al matadero. Matadero cargado y
saturado por el olor a sangre del sacrificio diario de cientos de miles de bueyes y
vaquitas, matarife culpable de esta hecatombe, estas condenado a cumplir
religiosamente el rito para aplacar la ira de los dioses, por que ellos se los comerán unos
a termino medio y otros, bien cocido, pero esto no queda ahí, pues es de necesidad,
calzar cómodamente, y tú diosa, te colgaras una linda cartera que hará juego con el
color de tus zapatos, todo naturalmente por supuesto, y aquel que dice llevar los
pantalones se los sujetara con una buena correa y como es consuetudinario, la correa
tiene que salir del mismo cuero, y ni que hablar del rostro de felicidad de aquellos que
tienen la dicha de poseer una billetera bien gordita.

¡Ay destino del toro, del buey y de la vaquita!, si todo ello ocurriera en un
segundo, si todos cayeran como fulminados por algún poder divino, pero no, ellos
tienen que esperar su turno. El toro bravo, obedeciendo a un mandato genético dará
batalla, vehemente atacara a todo lo que se mueva, y sin embargo, impávida se hundirá
en sus carnes, la herramienta forjada en Toledo. Al buey bueno, cuando sienta ahogarse
por aquel olor saturado, le estará vetado todo intento de huir, ya que los dioses así lo
resolvieron, ante tal sentencia con todas sus fuerzas se volverá, y al ver acercarse la
puntilla del oscuro sacerdote de este rito, no abra más remedio, solo temblar. La linda
vaquita lechera ya ni siquiera hace intentos por huir, no hay razón, generosa nos ha
regalado hasta la ultima gota de sus ubres, más en ese aciago instante, confundida,
también nos ofrecerá hasta la ultima gota de su llanto.

¡Ay toro bravo, ay buey bueno, ay linda vaquita lechera, ay zapatos, carteras,
correas y billeteras, únanse como en un conjuro y bramen al unísono, y tú, también,
únete a ese bramido y talvez la tierra tiemble y quizás la hecatombe cese, lanza la
primera piedra y únete a ese bramido.

RENAN ALMANZA PINO