Redacción:
Hay dos cosas
importantes que comentar, al margen de la actuación de los espadas, sobre lo
que vimos ayer:
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Cuando un TORO aparece en la plaza
-
Cuando la autoridad es indocumentada e
improvisada
Sobre el primer punto,
se presentó un encierro parchado en la corrida de ayer, cuatro toros de la
Carolina de encaste Santa Coloma – Murube (primero tercero cuarto y quinto) uno
de Achury viejo (el segundo bis) y uno de San Sebastián de las Palmas de tipo
Parladé Domecq, el sexto; indultado por un juez pusilánime e indocumentado por
presión de la empresa, el ayayerismo de Baldomero y de un público de clavel que
no entiende lo que debe de ser un toro de indulto, el cual debe de demostrar en
el ruedo un comportamiento extraordinario, bravura superior en todos los
tercios para que pueda gozar del privilegio de vivir y reproducir su especie.
Requisitos que no se vieron en el coso para ganar ese mérito.
Así mismo, la estupidez
del regidor Vega de ordenar la vuelta al ruedo del cuarto toro, que se suspende
en la puerta de chiqueros por las matracas y los cencerros del tendido 10,11 y
15 y que de ejecutarse, seriamos el hazmerreír de los entendidos.
Ahora lo bueno; su Majestad
el Toro se hizo presente en la plaza y es el que dio la dosis de emotividad y
la transmisión de peligro en todo momento y puso en su realidad a cada uno de
los matadores quienes demostraron sus concepciones y argumentos para resolver
la papeleta de una manera digna de esta profesión de la lidia de reses bravas.
El primer toro de
nombre Carmelo de la Carolina un negro engatillado con edad, bien presentado en
otras palabras, con trapío, fue ovacionado al salir. No humilló en el caballo
ni lo picaron debidamente, escarbó la arena que no necesariamente es síntoma de
mansedumbre, tubo breve lidia y se rajó finalmente. Bautista lo recibe con verónicas,
chicuelinas y medias. Terminado el tercio de varas, Fandiño va al quite con
gaoneras muy toreras. Mendiola banderilla por ambos pitones, algo raro ya que
en estas dos corridas solo se banderillea por el pitón derecho. Con la muleta
fue aseado, con cosas buenas, pero también con dosis de destoreo. Pincha y
luego mata de entera y caída, por lo cual recibe una ovación complaciente.
El cuarto toro de la
misma ganadería de nombre Cuchillero, preciosa estampa, es un negro, con
puñales como armas (pero sin diamantes de seguro), peleo en el caballo con la
cara alta y le tapan la salida. Bautista lo torea bien por ambos lados generando
esa sensación de emoción en los tendidos porque el trabajo realizado lo hace
delante de un Toro. Pero no es algo espectacular, fuera de serie ni nada por el
estilo. Mata de una entera pero trasera, lo que a nuestra modesta manera de ver
las cosas una sola oreja hubiera (que es
el derecho del público solicitado con pañuelos) el premio justo a la labor
realizada ante el bello ejemplar. La estupidez prima en el palco de la
autoridad y premia con dos orejas, lo que demuestra el proceso de anomia
taurina por el cual transita Acho.
El segundo toro de
nombre Portero de la Carolina, aparte de ser chico e impresentable es aumentado
de peso en la pizarra de manera impune. Cojea del cuarto trasero izquierdo que
sumado a la falta de trapío del animal, da por resultado el inicio de la bronca. Y los veterinarios, bien
gracias, lo único que saben hacer bien son sus recibos por honorarios, el juez
saca pañuelo blanco (¿?) y luego el verde para devolver el bicho. Regidor Vega,
¿sufre usted de discromatopsia?, usted es el culpable al igual que su amo Peramás,
de que Acho no se respete y se convierta en plaza de tercera.
El segundo bis de
nombre Joyero anovillado, con el hierro de Achury viejo, con menos kilos que el
devuelto, dobla las manos en el caballo, sosote. Fandiño lo torea sin pena ni
gloria y mata de una serie de pinchazos que genera una matraqueada de parte de
nosotros.
El quinto toro de la
Carolina, de nombre Cambalache, negro, engatillado de cuerna, bonito de tipo,
picado brevemente, tiene buen lado derecho, pero el izquierdo es de olvido.
Breve fue el puyazo. Fandiño lo necesitaba así, para mostrar su toreo de
verdad.
Brinda la lidia y la
muerte del toro a nuestra Peña y simple y llanamente toreo de verdad, con
muleta planchada y con femoral descubierta, transmitió emoción, se paró, mandó,
cargó, y templó, pero en la suerte suprema mató con una estocada trasera, pero
ante una autoridad digitada e ignorante, todo es posible en Acho, otorgó los
dos apéndices.
El tercero, Banquero de
la Carolina, bien presentado, desarrolla sentido, pasa sin pena ni gloria por
las manos de Simpson quien en un momento de duda ha podido hacer visita a la
enfermería, lo mata con una estocada caída.
El sexto, de San
Sebastian de las Palmas, con domicilio en el sur cerca de Pucusana desde hace
un año, de nombre Vencedor, un Toro en todo el sentido de la palabra, aplaudido
en su salida, recibe una chiquita en el caballo y Alfonso de Lima pide el
cambio. Creo que nos perdimos un hermoso tercio de varas, ya que con ese animal
han debido de llevarlo nuevamente a los piqueros. En consecuencia no se le
apreció para poder medir su acometividad y su bravura frente al peto. Alfonso
dio todo lo que pudo ante un animal noble, ambos se acoplaron y el público
disfrutó, sin embargo, para rematar la buena labor debió de matar para firmar
su obra y llevarse su par de orejas que las gana con su toreo y que debió
cortarlas con la estocada, para así disfrutar plenamente de su triunfo. Aquí aparece
la imprudente sobonería de Baldomero Cáceres, quien mueve a todos para pedir el
indulto, lo sigue la empresa, el clavelerismo lo secunda y finalmente un ignorante
en la materia se somete a la orden telefónica y a la presión mediática para
mostrar el pañuelo naranja para devolver al corral a un Toro, que debió de
morir con todos los honores en la Plaza y el Torero mostrar los trofeos de ley
que estamos casi seguro que cortaba con la espada, por lo visto en el primero
de su lote.
Tarde de Toros, que a
pesar de la estupidez de esos monigotes que fungen de autoridades, alegró al
clavelerismo asistente y a los aficionados de hueso colorado también.
Les comento que los aficionados que estuvimos debajo del palco presidencial, no pedíamos el indulto, sino que se le estaba exigiendo que ordene matar al toro. El publico lo que queria era que sigan aprovechando la embestida del toro que era magnifica, a pesa de haber toreado con el pico de la muleta en el inicio de rodillas; porque hay que decirlo todo, eso fue pico.
ResponderEliminarEse toro era para exprimirlo al máximo, y coincido en la apreciación de muchos aficionados que decían que el torero no pudo mas; por la izquierda que la llevaba a media altura, era para taparle la embestida, conforme indica la técnica, y no se necesita tener tantas andaduras taurinas para aprender a taparle la cara al toro. Por eso es que un aficionado del 15 se paró en la barrera de primera para pegarle un bocinazo, al igual que otro aficionado del 14.
por cierto nadie ha comentado que Cesar de Madrid, otrora matador, esta de banderillero, salió en la cuadrilla de Castaño y en la de Alfonso, no marca una diferencia de un banderillero nacional.
los soboneros, mermeleros y chupamedias (que todo es lo mismo) siempre cantan su mansedumbre, para justificar sus entraditas, hay de todo, así como hay abejas a la miel, también hay moscas a la mierda.
ResponderEliminarLa temporada discurre en un plan de permisividad por parte de la autoridad al servicio de la empresa en forma descarada y un sector del público con talante triunfalista tan acusado como plaza de provincia.
ResponderEliminarA diferencia de la afición competente y seria que,defiende la seriedad del toro y trata de darle la personalidad debida a Acho.
Lo más vergonzoso es ver a un integrante de la pseudoprensa taurina pidiendo el indulto y equivocando a los indoctos en materia taurina por interés.
Una falta de sinceridad y de respeto por la fiesta en Acho y dice que es su "defensor".
Así propicia la adulteración de la fiesta y le quita autenticidad con su postura adulona.
R.Q.T.
Informar,enseñar,señalar los abusos,sinceridad,defender al aficionado,al toro y la fiesta en Acho.Son las obligaciones de un verdadero periodista taurino.
ResponderEliminarLa benevolencia lleva al conformismo,acomodo y falta de compromiso con la esencia de la fiesta.
Un periodista taurino no debe abandonar sus principios,para convertirse en vocero,jaleador y dar pábulo.
Los aficionados:Si el reglamento se exige,si no se traga con imposiciones,si no se tolera el fraude,pues se recurre a la descalificación mediática y se cuelga el sanbenito de reventadores.Bien por su postura en defensa de la fiesta.Es el camino.
Caletre.
Agárrense porque se viene ya los figurones Ponce El Juli y compañía, con la estafa mas grande. ex profeso solicitando los perros mansos de puga. de eso deberíamos preocuparnos también de como esas figuras piden los mansos.
ResponderEliminarchubaka andino