QUEREMOS VINO

SERGIO TAPIA HELFER

Cuando era chico mi padre gran conocedor de vinos y no por moda como ahora ocurre, de hecho no toma otra cosa que vino, me daba de probar en los almuerzos una copita. Al igual que mis hermanas y con vigilancia de mi madre, algunos tomamos más gusto que otros con el tiempo. Pero el viejo tenía un truquito para nuestros ignorantes paladares acostumbrados al mal educador azucar de las gaseosas y jugos. Le echaba un poquito de agua.

De esa manera el vino para ese entonces amargo, de sabor nada dulce, pasaba ligeramente en los almuerzos. Ya luego de algunos años, el agua desaparecía y el sabor del vino podíamos disfrutarlo dulcemente. Ahora juntos podemos hablar de vinos y distinguir sabores diferentes sin necesidad de tener la habilidad ni instrucción de un sommelier. Además nos daban variedad, cabernet, malbec, merlot, etc.

Pues bien, algunos habrán escuchado o leído las criticas con la famosa frase “se les paso el agua”, refiriéndose a esta moda de encaste de la línea Domecq. Que además no ofrece variedad de sabores siempre lo mismo. el 80% de las ganaderias son de este encaste, que negocio la de esta familia.

Si queremos explicar el tema, basta con remitirnos a la corrida celebrada en las ventas la octava de abono de la Feria. Cartel compuesto por Urdiales, Tejela, y un nuevo torero Más. El dato más importante los Toros de Parladé.

Pues bien el encierro bastante parejo, en general, algunos animales con hechuras importantes, con buen trapío, con buen peso e incluso a primera vista con movilidad. Sin embargo el problema viene en la lidia, que poco contenido, que vacío grande, que decepción. Son animales de 500 kilos que imponen pero por dentro ni un ápice de bravura, amor propio, nada de nada. No en vano los aficionados se sienten realmente estafados. Toros que en lugar de dar miedo dan pena.

Es como ver el alma y comportamiento de la mujer más dulce del planeta, en el cuerpo de Arnold Schwarzenegger cuando fue campeón de físico culturismo. Un fiasco, la lidia el bostezo más grande, no es exageración literalmente me quedé dormido. Tanto así que hasta Molés, el famoso periodista defensor de estas barbaridades, dijo “gracias al publico televidente por quedarse hasta el final de esto que es tan lamentable”.

Seguramente como mi padre de buenas intenciones, este ganadero, así como muchísimos otros ganaderos, hace años empezaron a mezclar un poco de agua de mansedumbre, docilidad y lentitud, a los animales que era más aruños, bruscos y potentes, para que sean más “TOREABLES”. Para que el trago sea un poco más pasable a los paladares más jóvenes y nuevos, que no dejan de ser paladares ignorantes, como fue el mío alguna vez.

Pero pasaron los años y ese paladar no fue nuevamente redirigido hacia toros con características más naturales, por el contrario las figuras encontraron una forma más fácil de ser reconocidos y ganar más dinero más rápido y exigieron esta nueva bebida, que venia en un envase similar pero cada vez más agua y menos vino. Pero el colmo de la sinvergüencería es que le dicen TOROS.

Ahora hemos llegado al colmo de esta mezcla viendo en la primera plaza del mundo una cantidad de público importante aplaudiendo la falta de bravura y calidad ante tres toreros llenos de errores y falta de recursos, incluso con esta clase de animales de baja categoría. Imaginen que si con estos no pueden, que pasaría si les sueltan Toros. Ahí la gran explicación de ponerle ahora UN POCO DE VINO A ESTA AGUA INSÍPIDA.

Los paladares acostumbrados al dulce de las gaseosas es el que ahora rechaza el vino, la verdadera esencia de este arte. Y en Perú no somos una isla, hay ganaderías como la de Roberto Puga que han hecho lo mismo, y por ello las figuras piden sus toros. No porque sean mejores que el resto, simplemente saben que les pueden. Esperemos que haya ganaderos serios en el Perú que se dejen de imitar estas modas estúpidas de España y sean auténticos y no títeres de esta moda del monoencaste.

Miren lo que pasó hace tres días en la novillada de Moreno Silva. A novillos les pegaron hasta tres puyazos en el caballo y que manera de pegarles, y en la lidia no se resintieron, al contrario sacaron su casta. Por ello cito a Salvador Gimenez del Blog Córdoba Taurina para ver la otra cara de la moneda:

“He tratado a José Joaquín Moreno Silva un par de ocasiones. Me parece un buen tipo y un ganadero que tiene las ideas muy claras. Es legatario de un encaste único e irrepetible, que ha escrito páginas de oro en la fiesta de los toros. También este encaste, el saltillo, ha servido como base para otros, que se caracterizaron o se caracterizan, por su ejemplar bravura y raza, léase santacoloma o albaserrada. José Joaquín está peleando y trabajando duro para poner la sangre de saltillo donde debe de estar, que no es en otro sitio que en las grandes ferias, como estuvo desde los tiempos del marqués hasta los de su abuelo Félix Moreno. Pero ojo, José Joaquín Moreno Silva, está buscando un toro que se aleja de los parámetros del toro de hoy. Por eso le están zurrando la badana los taurinos de tres al cuarto. Si, esos que han traído la ruina a nuestra fiesta. Si, a nuestra fiesta, no a la de ellos. Ellos se lucran y viven de ella, nosotros la mantenemos acudiendo a las plazas gastándonos el dinero para presenciar un espectáculo cada vez más adulterado. Los toros podrán salir bravos o mansos, pero al menos que salgan fieros y vendiendo cara su vida. Así fue la novillada que lidió en Madrid Moreno Silva. Ese es el toro de la emoción, de la verdad y el que limpiaría de medianías los escalafones superior e inferior”.