Peña Taurina Tendido 10

martes, 29 de marzo de 2011

Consanguinidad y ganadería de Lidia‏

POR: Wilfredo Quiroz Campana (GIMO)

La raza bovina de Lidia cuenta con unos efectivos reducidos en todo el mundo, que se estiman en menos de un cuarto de millón de cabezas, y además se cría siguiendo sistemas de manejo muy tradicionales que favorecen los cruces de animales emparentados entre sí en las diversas ganaderías. Esto incrementa la consanguinidad, fijando caracteres deseables pero también acentuando diversos defectos graves.
El universo poblacional de la raza bovina de Lidia es pequeño, se estimaría en unas 210.000 cabezas, de las cuales aproximadamente 175.000 son las existencias en España y el resto se distribuye en México, Portugal, Colombia, Venezuela, Perú y Ecuador. Este dato nos señala la factibilidad de la presencia de la consanguinidad en las ganaderías de Lidia, por ser estos rebaños pequeños y por su manejo cerrado y por la orientación de la selección en este tipo de explotaciones, que siguen una determinada línea genética o encaste, que reduce aún más la población en apareamiento.

Consanguíneo es el apareamiento entre animales que están más emparentados entre sí que el promedio de la raza o población a la que pertenecen. El apareamiento de animales relacionados con un ejemplar en particular, para mantener o incrementar las características del mismo en sus descendientes, es una forma de consanguinidad que se denomina linebreeding.

Entre los factores que contribuyen al aumento de la consanguinidad en una población están su tamaño y las subdivisiones existentes en ella. En el manejo propio de los animales domésticos se crean subdivisiones. En el caso de la ganadería de Lidia estas son más evidentes por ser frecuente el apareamiento de animales relacionados con un ejemplar en particular, para mantener o incrementar las características del mismo en sus descendientes. Complicaciones propias de trabajar para mejorar un carácter, que conlleva el riesgo de perder variabilidad.

Tradicionalmente ha existido un manejo del sistema de producción del toro de Lidia que ha favorecido el incremento de la consanguinidad, al ocasionar un aislamiento reproductivo. Sobre todo por lo que representan sus métodos de selección orientados a la fijación de determinados caracteres, utilizando ganaderías cada vez mas pequeñas y un reducido numero de encastes, algunos de los cuales han disminuido su presencia gradualmente, de acuerdo a las preferencias de la época.

Los criadores aceptan la consanguinidad y actualmente se apoyan en la informática para obtener un control que les permita minimizar su presencia y llevar apareamientos acordes con sus objetivos. Ya que los estudios publicados por los académicos muestran que la tendencia estadística es de crecimiento de la consanguinidad en las ganaderías.

El ganadero orienta la cría de acuerdo con sus preferencias fenotípicas y de comportamiento, intentando que todos sus toros tengan una serie de caracteres comunes en función de los propósitos definidos de su ganadería. Y para conseguirlo, de acuerdo al manejo y selección, incurren en cierto grado de consanguinidad.

Dentro sus beneficios, es de llamar la atención el hecho de que la consanguinidad se ha utilizado a lo largo de los años para la fijación de caracteres deseables. Basándose en este principio se han desarrollado y conservado razas de animales, y es este el caso de la de Lidia.

Álvaro Domecq y Díez, en su libro El Toro Bravo, hace la siguiente referencia:
"Fue José Vicente Vázquez, a tenor de lo que dice López Martínez, allá a mediados del XVIII, quien tras agrupar reses de diferentes ganaderías, procuró sacar un tipo único y uniforme mediante la selección y la consanguinidad".

En un valioso y entretenido trabajo titulado Miradas al río de la bravura, el doctor Alberto Ramírez Avendaño, médico veterinario, profesor y ganadero venezolano, observa lo siguiente:
"En el caso de la ganadería de Lidia basta con analizar la reata de un semental en cualquier ganadería de prestigio, para advertir un índice muy alto de consanguinidad en comparación con otras razas de bovinos. La selección secular de rebaños familiares, cerrados, poco numerosos, a través de muchas generaciones parece haber segregado muchos factores adversos, que no se muestran en los rebaños contemporáneos, los cuales mantienen por ejemplo, una fertilidad alta en general y por lo contrario, se advierten signos, posiblemente asociados a factores genéticos, en trastornos de la locomoción y alteraciones fisiopatológicas de la contracción muscular. En relación a estos asuntos, cuya complejidad, requiere serios estudios interdisciplinarios, desde tiempos se maneja entre los taurinos de oficio toda una jerga sobre consanguinidad, degeneración, refrescamiento de sangre, toros que ligan, términos que se emplean a destajo con más autoridad supuesta que conocimiento real".

En su obra, Incursionando en lo desconocido, apuntes sobre la caída del toro, Juan José Zaldivar Ortega, expresa:
"A las causas antes fundamentadas hay que añadir la más importante y de la que, en aquellos años de las décadas de 1950 y 1960, nadie hablaba: la citada consaguinidad. En ella se encuentra especialmente instalado ese factor de desequilibrio mioneural protagonizado por una reducción notable de enzimas colinesterasas en la sangre de los animales con altos niveles de homocigosis. En la mayoría de las ganaderías portuguesas, cuyo ganado se ha reproducido durante muchos años dentro de grupos cerrados, el grado de consanguinidad es muy alto, resultando un riesgo inmovilizarlos con drogas miorrelajantes, porque teniendo bajos niveles de colinesterasas en sangre nos exponemos a que los animales no se recuperen".

El profesor J. Cañón y cols. de la UCM de Madrid (España), en trabajo de investigación denominado Distribución de la variabilidad genética en la raza de Lidia, coloca en sus resultados y conclusiones, entre otras cosas, lo siguiente:
"Se midieron los niveles de endogamia y de parentesco entre los animales de cada encaste y su contribución a la diversidad global. Los encastes explicaron el 20% de la variabilidad genética global, el 43% es atribuible a las diferencias genéticas entre animales y el 37% a la variabilidad genética dentro de los animales, lo que implica la existencia de una tendencia hacia la homocigosis en los animales de los encastes.

La existencia de una estructura de población dividida en líneas o encastes y ganaderías ha permitido una acumulación de la variabilidad genética entre los encastes, como consecuencia de importantes procesos de deriva, y aunque el tamaño efectivo global de la raza se reduzca como consecuencia de esta división, ha podido resultar una buena estrategia para el mantenimiento de la variabilidad genética global.

Debemos resaltar que los encastes Miura y Pablo Romero están entre los que más contribuyen en la diversidad global de la raza de Lidia, como consecuencia de su elevado distanciamiento genético del resto. Sin embargo, otros encastes que están entre los que más aportan proporcionalmente a la diversidad global, lo hacen debido a la mayor variabilidad genética interna, es decir, por la mayor distancia genética entre los animales del encaste. Este es el caso de los encastes de Santa Coloma, Contreras, Saltillo o Concha y Sierra".

Evolución en los estudios genéticos, dentro de ellos los exámenes de ADN, permiten analizar y conocer el origen y distribución de los encastes. También la comparación de ganaderías y de sus ejemplares, aportando información de sus estructuras y niveles de endogamia (cruzamiento entre individuos de una raza, comunidad o población aislada genéticamente), y así mismo prever la dinámica de la consanguinidad.

Es interesante lo publicado por el semanario AplausoS.es, el 31 de julio del 2010, en entrevista titulada Referente Bravura, realizada por Iñigo Crespo al ganadero español Victorino Martín, quien expresa:
"Nuestro mayor enemigo es la consanguinidad. Llevamos más de cien años en pureza de sangre, por eso es importante abrir la ganadería y buscar líneas".

En esta coyuntura, cabe preguntarse sí los criadores de ganado de Lidia se abrirán en busca de incorporar otras líneas genéticas presentes fuera de sus propiedades, y dejarán de lado el manejo tradicional. Si utilizarán asesoría profesional de genetistas para analizar la situación actual de su plantel, orientaciones de cruzamiento en uso y factibles rutas nuevas que permitan el manejo controlado de la consanguinidad y la obtención de productos que cumplan con la misión y visión que tienen los propietarios de lo que debe ser una ganadería de casta.

Esperemos avances en estudios científicos que orienten nuestra cría de ganado de Lidia para obtener cada vez mejores resultados, conservar recursos genéticos y preservar la raza.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Aguilar nos reconforta con el Toreo


FUENTE http://eltoroporloscuernos.blogspot.com/2011/03/aguilar-nos-reconforta-con-el-toreo.html



Plaza de toros de Valencia. Última de Fallas. Media entrada escasa. Toros de Adolfo Martín para Rafelillo, Tomás Sánchez y Alberto Aguilar.



La tarde de ayer lamentablemente sirvió para constatar, una vez más, el verdadero problema de la Fiesta: a la gente, ya no digo afición, el Toro no le pone. Lo que se lleva ahora son las contorsiones de las figuritas con la borrega inválida o ese toreo de salón descafeinado más parecido a una danza del vientre Bere Bere que a la estoica disciplina del toreo. Es así: la única tarde en la que se sabía a ciencia cierta que el Toro iba a estar presente, y no se pasa de un tercio largo de entrada. Vamos, que mientras tres personas pasaron por taquilla para ver los mulos de las Ramblas o los inválidos de Victoriano del Rio, sólo a una, en todos sus cabales, le dió el achaque de apuntarse a los adolfos.

Y con una señora corrida de Toros obsequió el patrono de los Alíjares al tenaz aficionado. Vieja, con años, bordeando la edad reglamentaria, -otra de las trampas legales utilizadas para menoscabar las ventajas al Toro-, con leña por delante, musculada y liviana de romana. Para disgusto de los presentes, blandearon en exceso, en especial el cuarto, inválido en estado terminal, tampoco estuvieron sobrados de casta, acabaron viniéndose abajo, siempre de más a menos, sin fondo dónde rascar. Pero, ¡ojo! que aquí nadie se aburrió.


Rafaelillo se topó con el peor lote de la tarde. También es justo decir que ese lote embisitió a uno de los peores Rafaelillos que se recuerden. A su primero le dió unos muletazos muy a modo, templaditos, consintiéndole, a su altura, acompañando más que mandando, dibujando pases más que toreando. Con el cuarto, un inválido que debió ser devuelto, estuvo aperreado consigo mismo y porfión con la cuadrilla. La única faena que le hizo al adolfo consistió en mostrarle a la afición su lisiadura.


Tomás Sánchez quiere ser gente en esto. Lo malo es que, como muchos compañeros de exilio en la marginalidad, lleva la tira de años queriendo serlo. En mayo hará catorce que tomó la alternativa el buen torero valenciano. Supongo que si la crisis y sus gañafones no le han calado las carnes seguirá en el Mercado Central, levantándose a las cinco de la mañana, mientras otros... mientras otros, compartiendo oficio, ya hemos visto a que se dedican... La tarde, un trago para alguien que no torea, la ha pasado con nota. De menos a más, cosa de la bravura. Si bien es verdad que sus faenas han tenido altibajos, errores en la colocación y distancias, aumentando la sensación de inseguridad en determinados momentos, en los que el coleta estaba a merced del Toro. Pues todo eso y más, se tapó con vergüenza torera, orgullo y mucho corazón. También con toreo bueno, que lo hubo en forma de unos cuantos naturales sueltos, templados y encajados, aunque sin ligazón. Merece más este Tomás Sánchez.


Y el gran triunfador de la feria, a medias con Leandro, es Alberto Aguilar. Aunque los premios de la cátedra revistera vayan destinados a Manzanares, que es la figura que quieren poner de moda esta temporada. A pesar de que no haya visto un Toro como Dios manda en su vida. El caso es que el buen toreo del madrileño, al que maldita falta le hace la interesada propaganda de la televisión de Molés, a muchos no nos pilla por sorpresa. Macho, guerrero, con la mente despejada, resucitando viejos términos talibanes: parar, templar, mandar y cargar. Así lo hizo hasta que en un momento de abandono, de regocijo, ¡zas!, voltereta y cornada en la espinilla. Sangre, que buena falta hacía. ¿Que es duro? Pues sí. Pero habla muy mal del estado en el que se encuentra la Fiesta que en la primera feria importante del año, en la que tendrían que arrear, no haya habido un apuro, una mala voltereta, un puntazo corrido. No hay verdad. Hasta eso ha arreglado Aguilar. Mató como pudo y recogió su más que merecida oreja.

jueves, 17 de marzo de 2011

Sobre la necesidad del tercer puyazo (Joaquín Vidal)

FUENTE: http://torear.blogspot.com/2011/03/sobre-la-necesidad-del-tercer-puyazo.html





Normalmente, el primer puyazo lo toman bien los toros, y si ése fuera el único del tercio, todos parecerían bravos. En el segundo ya empiezan a dar síntomas de su categoría de bravura. Y es en el tercero donde se define de verdad si el toro es bravo o no.
-En el tercer puyazo casi todos los toros cantan la gallina - se suele decir.
De manera que siendo fundamental el tercio de varas, los tres puyazos son imprescindibles para conocer la bravura del toro y para que el ganadero pueda efectuar su selección con suficiente conocimiento de causa. Si, desde que la fiesta es fiesta, se hubiera consentido que el tercio de varas pudiese concluir con tres puyazos, dos, uno o ninguno, el toro de lidia no habría llegado a nuestros días, perdida su casta en cruzas contradictorias sin posibilidad alguna de seleccionarlas en pureza."
Joaquín Vidal (El Toreo es Grandeza)
Nota: ¿No debería exigirse, al menos en plazas de primera, este tercer puyazo?

miércoles, 16 de marzo de 2011

ALFONSO NAVALON: Acusó a Emilio Romero delante de Fraga Iribarne

POR ALFONSO NAVALON

Estábamos a principios de los setenta cuando en la gran gala de los Premios Mayte Paco Camino organizó tal escándalo que temblaron los cimientos del periodismo taurino. Entonces la crítica estaba corrompida por el imperio del ‘sobre’. Los cronistas no cobraban del periódico, al revés: pagaban por escribir. Compraban el espacio a la Administración y luego hacían un ajuste con los toreros para pagar ese canon y que les quedara más del doble para sus saneadas economías. Se libraban de aquella corrupción nuestro querido Antonio Díaz Cañabate en el ‘ABC’ y José María del Rey, que firmaba Selipe y escribía con una retórica jurídica que hacía imposible pasar de las primeras líneas. Selipe fue un gran aficionado, bastante andalucista, pero escribiendo era un coñazo. El otro era yo, en ‘Informaciones’, el periódico más modesto de la tarde cuya sección taurina la llevaba un avispado gallego, que pagaba un millón y le sacaba tres a los toreros. Se llamaba Alejandro Villamayor y era un tío elegante y simpaticón. Aunque parezca mentira, una de las secciones más cotizadas era la de ‘Marca’ porque como tenía una gran tirada los toreros en su estupidez consideraban que les salía muy rentable, cuando la verdad es que los taurinos de entonces no eran nada aficionados al fútbol y malamente podían enterarse de las barrocas crónicas de Ernesto Acebal, que era un cronista discreto y educadísimo. Una hormiguita para administrar el fortunón que ganaba todos los años. El que más se llevaba era Gonzalo Carvajal en ‘Pueblo’ que pagaba cuatro millones por sus páginas y luego sacaba seis para él solito. Pero Gonzalo, que le inventaba apodos grandilocuentes a las figuras (‘El Niño Sabio de Camas’ o ‘El Zapatero Prodigioso’) era un bohemio manirroto y no le lucía el dineral que se llevaba. De toda esta tropa de trincones, el más descarado era Lozano Sevilla, que no pagaba nada a televisión, pero reventaba a los toreros con sus elevadísimas exigencias. El más simpático y el más querido fue Curro Fetén que hablaba en Radio Intercontinental. Empezó a destacar en otra emisora de Barcelona siempre patrocinado por ‘Yogur Danone’. Fue en Barcelona donde se hizo célebre por su ingenio para pediré el sobre a los toreros abiertamente. Un matador que estaba triunfando mucho en la capital catalana, no tenía la menor ‘atención’ con el inefable Curro y en una de sus tardes triunfales Curro empezó su crónica sacándole defectos de esta manera: «Fulanito torea con gusto, templa mucho. ¡Pero no ‘manda’ nada! Y como no ‘mande’ le veo muy mal porvenir». El torero se dio por aludido y ya no se olvidó nunca de mandarle el sobre y dos entradas para que Curro cumpliera con sus amistades. Azafatas con minifalda Ya digo que tuve la suerte de entrar en ‘Informaciones’ cobrando en vez de pagar. Cuando compró el periódico Ignacio Acha, trajo a un director nuevo y decidieron acabar con la corrupción de las páginas vendidas y contratar a un crítico con sueldo y dietas de viaje. Me pagaban en aquel entonces 25.000 pesetas y ahorraba diez mil después de vivir decentemente, porque además tuve la suerte de que mi madre me comprara un hermoso chalet en Arturo Soria para no pagar piso de alquiler. El director y el dueño del periódico se volcaron conmigo. Empecé en la feria de Sevilla y cuando llegó San Isidro me llevé la sorpresa de ver a las puertas de Las Ventas unas guapas azafatas con minifalda vendiendo el periódico a voces: «‘Informaciones’ con la crónica de Navalón». Sólo en los quince días de la feria triplicamos la tirada y a finales de septiembre llegamos a los 54.000 ejemplares, cuando en abril apenas pasábamos los 4.000. El salto a ‘Pueblo’ se lo debo en gran parte al escándalo que armó Camino en los Premios Mayte. Entonces los Mayte tenían un gran prestigio y la gala de entrega de los premios de San Isidro era un verdadero acontecimiento social con la asistencia de ministros y personalidades de las letras y el arte. La gente iba elegantísima y los toreros llevaban ‘smoking’, algunos con camisa de chorreras con la botonadura de oro. Aquel año asistió Fraga Iribarne, a la sazón ministro de Información y Turismo. Paco Camino era uno de los premiados. Camino estaba muy enfadado con Gonzalo Carvajal porque pagando lo mismo siempre destacaba más a Ordóñez, que era su debilidad. Recuerdo que el año anterior, en el Gran Hotel de Zaragoza, el de Camas salió hecho una furia en busca de Carvajal a la hora del aperitivo y con el salón repleto de público le dijo: «Pedazo de chorizo, le pones los titulares a Ordóñez con una vuelta y yo he cortado tres orejas». Así que la noche de los Mayte, cuando fue a recoger el premio se encaró con Fraga Iribarne que estaba junto a Emilio Romero y allí denunció que la Prensa del Movimiento estaba robándole el dinero a los toreros. Fraga se quedó de piedra, pero Camino le contó todos los pormenores y señaló a Emilio Romero como responsable de aquellos atracos. Llovía sobre mojado porque no hacía mucho que Ostos aprovechando el sonido del brindis de una corrida televisada en directo, llamó ‘trincón’ a Lozano Sevilla y España se enteró de cómo andaban de moral los grandes capitostes de la crítica. Joaquín Vidal Inexplicablemente la denuncia de Camino no trascendió a la calle porque los periódicos no se hicieron eco o porque hubo un pacto de silencio entre el reducido grupo que escucharon sus palabras. Lo cierto es que Fraga se enfadó mucho y le dijo a Emilio Romero que acabara con aquella vergüenza de ‘Pueblo’ o tomaría represalias contra él. A los pocos días me llamó, me dobló el dinero que ganaba en ‘Informaciones’ y mandó a Gonzalo Carvajal como corresponsal en Hispanoamérica, y como Gonzalo era un periodista de raza dio mucho juego en su nuevo empleo, sobre todo en unos magníficos reportajes sobre la muerte de Che Guevara. Al entrar yo, sobraba también Molés, que era el acólito de Carvajal y le encargaba hacer las ferias chicas de los alrededores de Madrid, las novilladas o plazas como Vista Alegre y San Sebastian de los Reyes. Molés trincaba de los toreros la módica cantidad de dos mil pesetas por tarde a cada matador, según consta todavía en la lista de algunos mozos de espadas que tienen la manía de guardar las cuentas del matador. Para que no se quedara en la calle, Emilio Romero le encargó hacer entrevistas y reportajes de la calle. Me apañé como pude para formar un equipo decentillo para que ninguno cayera en la tentación del sobre, algo que Emilio Romero había prohibido bajo pena de expulsión. Como ‘Informaciones’ había cambiado de dueño y también se habían marchado Cebrián y Jesús de la Serna, mi amigo Joaquín Vidal estaba incómodo y lo llevé conmigo a ‘Pueblo’, donde inexplicablemente no le dejaban dar el juego que merecía. Pero todo tiene una explicación, como las figuras (antiguos clientes de Carvajal) se quejaban del mal trato que les daba en mis crónicas y como además Emilio Romero tenía predilección por Palomo Linares, El Cordobés y Luis Miguel, para contrarrestar el efecto de mis crónicas se ‘inventó’ a su hija Mariví como crítico en la página de al lado. Pero como Mariví no había escrito jamás le puso de ‘negro’ a Molés para que le hiciera las crónicas. Y fue precisamente Molés el que le hizo la vida imposible a Joaquín Vidal y tuvo que marcharse. El rabo de Palomo Palomo Linares era el torero de ‘Pueblo’ desde que apuntó en las novilladas de la ‘Oportunidad’ en Vista Alegre, Emilio Romero lo quería como a un hijo, pero debo decir en su honor que jamás me tachó ni una línea cuando resaltaba las zarrapastrosas maneras del esforzado chaval. Todas las noches nos juntábamos en la ‘Güisquería’ que tenía el periódico en la planta baja, donde el director hacía sus relaciones públicas y apañaba sus ligues con las artistas más apetitosas del momento. Allí estábamos Raúl del Pozo, Yale, Hermida, Máximo Pérez Reverte y toda aquella generación gloriosa. Una noche Emilio Romero se lamentó de mi ‘falta de respeto’ hacia él: «Tú sabes que tengo tres grandes amigos toreros: Luis Miguel, El Cordobés y Palomo, y no pierdes ocasión de darles leña. Podías ser un poco más respetuoso con mis amigos. Por lo menos no atacarlos tanto». Imaginaos el impacto de aquellas palabras ante mis compañeros. Y de Sara Lezama, que era la amante de turno de Don Emilio. Le contesté con mi habitual humildad: «Director, cuando usted me trajo ya sabía cómo soy», y me dio la razón. Pero la noche del rabo de Palomo había una gran tensión en el periódico. Ya sabéis que al cortar el rabo se vino hacia mi localidad para echarme al público encima. Y como uno jamás se ha dolido al castigo escribí en la crónica toda la farsa del rabo y la desvergüenza del presidente Pangua al dárselo sin cumplir ninguno de los requisitos del reglamento y con muchos pitos en contra. Los dos subdirectores subieron la crónica al despacho del director y constantemente subían y bajaban para ver lo que decidía. Todos acojonaditos, pero como aparte de sus defectos aquel director era un verdadero maestro de periodistas dio una solución tajante: «Que se publique en primera una foto grande de Palomo saliendo en hombros con el rabo y que se publique entera la crónica de Navalón». A los pocos días nos vimos en la ‘güisquería’ y le di las gracias. «Las gracias te las tengo que dar yo, porque es la primera vez en la historia del Régimen que un periodista acaba con un comisario de Policía. Acaban de llamarme del Ministerio de Gobernación que han destituido al presidente Pangua por la crónica tuya»... La broma de los Lozano No sabía cómo devolverle aquel gesto de respeto hacia la libertad de expresión y mucho más en un hombre como él acostumbrado a que todo el mundo le bailara el agua. Cuando llegó la feria de El Pilar la corrida se celebró entre un verdadero diluvio. Palomo dentro de su bastedad se jugó la vida en aquel barrizal. Fue una faena emocionante por la constante sensación de riesgo y la ocasión venía como anillo al dedo para quedar bien con el director. Así que titulé la crónica ‘Palomo venció al vendaval’. Y como era la primera y única crónica favorable que le hacía a Palomo también me llamó Eduardo Lozano con una noticia sorprendente: «Me he gastado un millón de pesetas en reproducir tu crónica en todos los periódicos de América. Como siempre lo has puesto mal, esta crónica nos sirve para pedir mucho más dinero que la temporada pasada»... A los pocos días aprovechando que Palomo estaba en Jaén me invitaron a un tentadero de ‘El Palomar’ con la disculpa de organizar un mano a mano con su hermano Manolo, mi loco amigo de tantos años. Manolo iba por delante en las cuatro becerras que toreamos y cuando ya estaba preparado para recibir a la segunda se abrió la puerta del chiquero y salió ¡una oveja!. «¿No dices que Palomo sólo torea borregos?, pues torea a la borrega». Volviendo a lo de Paco Camino con Fraga, pasó más de un año hasta que me enteré que gracias a Paco, Emilio Romero me había llevado a ‘Pueblo’. Pero lo seguí llamando perfilero y ventajista. Y conste que Camino era mucho mejor torero que José Tomás y sobre todo, el mejor matador de su época. El que hacía el volapié más despacio y más limpio. La gente decía que el as de espadas era ‘El Viti’ porque lo había dicho el bocazas de Lozano Sevilla, a cambio de un collar de esmeraldas que trajo Santiago desde Ecuador. Por lo menos en lo de las estocadas sí le devolví el favor a Camino. Ahora estamos buscando un hueco para irnos de gamberreo a visitar a nuestro incondicional Amadeo Dos Anjos. Por lo menos Camino y yo tenemos en común a un gran amigo.

viernes, 11 de marzo de 2011

SOBRE EL AFEITADO

FUENTE: http://aulataurinadegranada.blogspot.com/2011/03/sobre-el-afeitado.html

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El Ruedo, en el número 1441 de 1 de febrero de 1972, denuncia a través de una editorial el afeitado, ese fraude que siempre ha sobrevolado por la cabeza de la Fiesta y sobre los pitones de los Toros, ¡claro!. Siempre se ha negado y los toreros que lo han denunciado publicamente, lo han hecho por estar sin tabaco y además han salido trasquilados (y casi afeitados, en términos parecidos a la actitud mafiosa de Ignacio Zorita, que he leido y oido en "Toros en el Siglo XXI":
http://lostorosenelsigloxxi.blogspot.com/2011/03/asunto-muy-grave.html)
Es curiosa la defensa que hace el Editorial sobre la integridad de la Fiesta, pero no se alarmen, en Febrero, hay pocas cosas de las que hablar sobre Toros y era un buen momento para exigir seriedad. Afirman que ellos saben muy bien lo que pasa. Le echan la culpa a los toreros figura, bueno a sus mentores, pero empezó la Temporada y se les olvidó denunciar los casos concretos.
También denuncian el dar gato por liebre (utrero por toro) pero después se les olvidó también.

TORO... TORO... TORO... CUANDO VEREMOS ALGO SIMILAR EN ACHO?

FUENTE: http://torear.blogspot.com/2011/03/un-adolfo-para-valencia.html

POR: COSTILLARES

UN ADOLFO PARA VALENCIA




Este toro no se lidiará este año en Madrid, DM y con permiso de la autoridad saldrá al ruedo de la Plaza de Toros de Valencia el 20 de marzo del año en curso.
Nota: la foto fue tomada ayer día 10.
Nota1: En el cartel, Rafaelillo, Tomás Sánchez y Alberto Aguilar

miércoles, 9 de marzo de 2011

DESMOCHE....EN EL BLOG EL DESJARRETE DE ACHO QUE RECOMIENDO

FUENTE: http://eldesjarretedeacho.blogspot.com/2011/03/un-futuro-no-muy-lejano.html



LOS ERRORES DE CHOPERA: POR ALFONSO NAVALON

POR: ALFONSO NAVALON

Fue cesado por exigencias del público. Al volver de Méjico repaso las crónicas atrasadas y en una de ellas contemplo con asombro que al juzgar a los empresarios de la plaza de Madrid se proclama que Manolo Chopera "cuando abandonó su cargo lo hizo con críticas hacia su labor por su carácter autoritario. Pero dice que mucho tiempo después se le ha reconocido como el mejor gestor de Madrid"... Asómbrame tamaña osadía. Para empezar, a Manolo Chopera lo echaron de la plaza de Madrid los mismos que lo habían llevado al cargo confiando en una capacidad organizadora que fracasó a la hora de poner en práctica sus promesas y dio un saldo tan negativo que sus mismos patrocinadores tuvieron que darle el cese para echarse en manos de los hermanos Lozano, que por entonces tenían muy mala prensa y no habían gestionado ninguna plaza ni organizado ninguna feria de primera categoría. Eran simplemente los apoderados de Palomo Linares y los protagonistas de numerosos escándalos por la presentación de las corridas elegidas para 'cuidar' a su torero. No olvidemos que uno de los sucesos más sonados tuvo como criticadísimos protagonistas a los hermanos Lozano cuando quisieron burlar a la Autoridad de La Maestranza agolpando en los corrales de Sevilla corridas indignas de la plaza hasta que el gobernador civil, Utrera Molina, decidió suspender la corrida como escarmiento a la audacia de los Lozano.

Casi sin precedentes en la historia de la famosa feria. Muy mal tuvo que hacerlo Manolo Chopera para que después de su aureola de formalidad y prestigio tuviera que despedirlo la Comunidad de Madrid y correr el riesgo de darle la plaza a unos empresarios cuyos trapicheos eran del dominio público y tenían en contra la cerrada repulsa de la afición de Madrid.

Muy mal debió hacerlo Chopera para que al cabo de pocos años los Lozano doblaran la capacidad del abono y se mantuvieran en el cargo muchos más años que Chopera. Y como da la casualidad que yo sí fui testigo de la labor de los unos y del otro, puedo dar fe de lo nefasta que fue la gestión de Manolo Chopera y los numerosos motivos que obligaron al público de Madrid a manifestar su rechazo y provocar el cese. Vayamos por partes:

Chopera introdujo en Las Ventas el toro bastote, grandón y pasado de peso, sobre todo en las corridas fuera de abono, donde si triunfaba algún torero modesto lo repetía con otra corrida desesperada para cortarle en seco los vuelos. Pagaba poco y contrataba a los toreros con la advertencia de que si se pasaban de exigencias les cerraría las puertas de las numerosas plazas y ferias que regentaba fuera de Madrid. Los contrataba en bloque para un abultado número de corridas y los apoderados ya sabían que en Madrid no podían pedir el dinero que lógicamente deberían exigir con la plaza llena, la televisión y el abono vendido. No hace muchos años que le dio un sonado escarmiento a Juan Mora, dejándolo varias temporadas fuera de circulación. Como es sabido, el año que resultó Mora triunfador absoluto de la feria de Bilbao, al organizar los carteles del año siguiente y siendo Chopera el apoderado del torero, éste se atrevió a pedirle que únicamente lo incluyera una tarde en una de las corridas comerciales de un cartel de figuras. Y la otra corrida como él quisiera. Mora no habló de dinero ni de exigencias cuando merecía buen trato al ser el triunfador de la feria. La respuesta de Chopera fue despótica: "Te voy a quitar de la feria de Bilbao y de todas mis plazas". Y lo dejó en el paro. No toreó en ninguna de las muchas ferias que organiza en agosto y septiembre, y de ser un torero de buen cartel se quedó en el paro más absoluto porque otros empresarios de menos fuerza que el vasco se negaron a contratarlo, incluso en ferias modestas, por miedo a las posibles represalias de Chopera.

Juan Mora, como un torero puntero, pasó al calvario de varias temporadas desterrado a las ferias de pueblo, sin gloria y sin dinero. La rampa de los picadores Éste es un caso muy sonado del que seguramente deberían tener noticia estos cronistas nuevos antes de proclamarlo como el mejor empresario que ha tenido la plaza de Madrid, donde, entre otros, cometió los siguientes atropellos: Disolver la contestataría andanada del ocho; frenar a los pañuelos verdes del siete; acabar con la oposición del tendido alto del cuatro; lograr en una campaña orquestada por Zabala desde 'ABC' que los caballos de picar en vez de salir por la puerta reglamentaria lo hicieran por la que está entre el siete y el ocho, justamente encima de donde se hace la suerte, de este modo al presentarse los caballos de improviso no le daba tiempo al público a juzgar la invalidez de algunos toros ni a organizar la protesta para obligar a devolverlo. Cuando el público quería reaccionar ya habían cambiado el toro a banderillas y se lo tenían que tragar. Así, con la colaboración de Zabala, se colaron muchos toros que de haber tenido tiempo el público para verlos mientras los picadores recorrían la mitad del ruedo hasta llegar al tercio de picar, hubieran declarado su cojera y hubieran sido devueltos al corral. Si estos nuevos cronistas se toman la molestia de repasar los carteles de San Isidro organizados por Chopera, comprobarán que apenas había ninguno rematado con tres figuras y una ganadería de éxito. Chopera tenía por norma separar a los toreros de altos honorarios y cerrar los carteles con una figura, uno de renombre pero de mediano dinero y un tercero de relleno sin ninguna exigencia.

Los sábados y domingos metía las llamadas corridas duras con tres toreros modestos de escaso presupuesto. Sólo sabían lo que ganaban cuando el empresario tenía a bien liquidarles. El desprecio a Antoñete Pero el caso más sangrante de todos fue el de Antoñete, el torero de mayor cartel en Madrid y un caso sólo comparable al de Curro Romero en Sevilla. Como es sabido, Curro era el que más cobraba en La Maestranza y elegía las fechas, las ganaderías y los compañeros de cartel antes que nadie. Era el amo y señor de la feria.

Sabedor Chopera de la fuerza que tenía el del mechón, se apresuró a apoderarlo y así Antoñete no podía pedir más que nadie en Las Ventas. Lo contrataba globalmente para todas sus plazas y toda la temporada y le ponía una media por corrida. De tal forma que compensaba el dinero de Madrid, con el de Almería, Salamanca o Logroño. Hay un hecho doloroso que define la indefensión del torero. Cuando le organizó la despedida, en vez de elegirle los toros a la medida para su lucimiento, como haría poco después Sevilla con Manolo Vázquez brindándole una despedida apoteósica, Chopera lo echó a los leones con seis toros (varios sobreros) destartalados y sin la debida garantía de embestir ni por hechuras ni por encaste. Salieron dos mulos de una vacada absolutamente desconocida y que después ha desaparecido, un tal Alarcón.

Chopera dijo que eran de total garantía porque procedían de Núñez, pero a la hora de la verdad Antoñete fue incapaz de meter a ninguno en la muleta. Ni una sola vuelta al ruedo. Ni una faena decorosa. El público y Antoñete estaban desolados. Al final de la corrida, sin haber podido ligar media docena de pases lucidos en toda la tarde, el público de Madrid lo sacó en hombros en medio de una clamorosa ovación mientras Antoñete iba llorando por su amargo final. Fue la reacción contra Chopera. Tienta en El Berrocal Pero hay más. El año anterior, después del tentadero que suelo hacer en El Berrocal a primeros de noviembre, actuaron en 'El Berrocal' Antoñete y Curro Vázquez. Después de cenar organizamos una fiesta sonada en la discoteca del hotel Conde Rodrigo. Todo el mundo alegre. Antoñete no participó en la fiesta. Estaba triste, en un rincón de la barra, fumando y bebiendo güisqui sin parar. A su lado, Curro Vázquez trataba de alegrarlo.

Antoñete nos confesó que dentro de dos días se iba para empezar la gira de América y que todavía no sabía lo que había ganado esa temporada. Había toreado seis tardes en Madrid, "pero Manolo Chopera todavía no me ha liquidado. Me ha dado anticipos para gastos y pagar la cuadrilla. Pero a estas alturas todavía no sé lo que me va a pagar". Justo es decir que no se tiene noticia de que Chopera le deba dinero a nadie. Paga seriamente. Pero lo que le conviene y le da la gana. Normalmente los apoderados acompañan a los toreros a las corridas y si son figuras tienen a un encargado de seleccionar y 'maquillar' las corridas en el campo. Chopera no viaja con sus toreros.

Tampoco manda a nadie a 'verle' las corridas. Va su representante a escoger la corrida que debe ir a Salamanca o a Logroño o a Bilbao, pero no va la corrida que le conviene a este o a otro torero. Los toreros de Chopera no tienen derecho a escoger y revisar sus corridas. Juan Mora intentó una petición justa y lo mandó a la calle. Es evidente que en sus buenos tiempos Manolo Chopera fue el menos malo de muchos empresarios. Pero siempre barriendo hacia casa. Ahora un sector está haciendo campaña para quitarle la plaza a los Lozano y dársela a Chopera. Ahora que está bastante enfermo y prácticamente ha delegado todo en sus hijos Pablo y Óscar. Dos recién llegados que han hecho bueno al padre. Ninguno de los dos tiene consistencia para dirigir una plaza de tanta responsabilidad. Pero los zascandiles ya andan echando el anzuelo. De todas formas, si alguien se atreve todavía a decir que Manolo Chopera fue el mejor empresario de Madrid le ruego que repase la historia y compruebe los hechos desdichados que avalaron su mala gestión. Si no hubiera sido por el enchufillo de Canal Plus, un pedazo de torero como Antoñete, ídolo indiscutible de Madrid, estaría en la indigencia. Que le pregunten al del 'mechón' si Chopera fue buen empresario y buen apoderado. Aunque seguramente a estas alturas ya no se atreva a contar lo que nos dijo aquella madrugada en Ciudad Rodrigo.

Para los que no conocen la trayectoria del 'gran' empresario les recuerdo dos desastres históricos que fueron organizados por el que tratan de ensalzar.

La despedida de Paco Camino en Méjico, donde le adoraban, fue un desastre apoteósico a cuenta del vasco. La famosa corrida de Mundovisión celebrada en Marbella en un mano a mano Camino y Manolo Martínez fue otro desastre incalificable. Y ahora que nadie venga con cuentos porque muchos como yo hemos sido testigos directos de los errores de Chopera.


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La saga familiar fue iniciada por el abuelo de José Antonio, Severino Martínez, propietario de una cuadra de caballos, que se estrenó como organizador de espectáculos en el San Fermín Chico de Pamplona. Don Severino tuvo tres hijos, Pablo (padre de Manuel y Jesús Martínez Flamarique), Manuel (padre de José Antonio y Javier Martínez Uranga) y Antonio Martínez Elizondo. Los hermanos comenzaron su actividad conjunta en 1935, en la empresa Martínez Elizondo o Casa Chopera, como fue y es internacionalmente conocida esta familia de empresarios, apoderados y ganaderos.

lunes, 7 de marzo de 2011

JUAQUIN VIDAL: LOS TOREROS

FUENTE: http://torear.blogspot.com/2011/03/sobre-los-toreros.html

Vuelvo a copiar estos textos de Joaquín Vidal que aparecen en extraordinario pròlogo que realiza al libro de J.Lòpez Pinillos "Lo que confiesan los toreros", edit. turner.:
"entonces los toreros eran personajes de primer orden en la vida española. (...)Ahora los toreros, salvo alguno que se las ingenia para que lo saquen en TV, por la calle son unos minundis. Nadie los conoce.
(...) en esta època electrònica, pragmàtica y mediocre que vivimos, quien se juega la vida gallardamente vestido de fulgurantes alamares deberìa ser un valor esencial e indiscutido, con proyecciòn galàctica, aunque sòlo fuera por su rareza. La decadencia en que ha caido la personalidad del torero es culpa del propio torero, que ignora la grandeza de su oficio.
(...)
La edad de oro del toreo concluyò cuando los toreros perdieron la conciencia de la grandeza de su oficio.
(...)
empezaron a ir a su aire , y ese aire solìa ser una continua y jamàs satisfecha bùsqueda de la comodidad y distanciamiento del peligro. ¿Què la suerte de matar es la màs arriesgada y dificil?. Pùes se degenera, y de la suprema, que consistìa en recibir, se pasa a la inferior del volapiè; de la estocada en las pèndolas, al bajonazo. ¿Què el tercio de quites es un compromiso(...)? Pues se ponen todos de acuerdo y se suprimen los quites. ¿Què el toreo de capa requiere una tècnica complicada?Pues aquì no torea de capa ni Dios.
Escuche usted lo que cuentan los torero a Parmeno y apreciarà que todos presumen de sus proezas ejecuatndo precisamente las suertes que hoy estàn en desuso o en franca decadencia. Ninguno habla del derechazo, ni por casualidad. Allì la lidia , los picadores y sus puyazos en el morrillo, los quites, (...), el natural para quebrantar al toro .
(...)
Parmeno se entrevistaba en un cafè con cualquier torero, pedìa recado de escribir y transcribìa unas historias que por si solas se metìan en la imprenta y salìan a la calle calentitas para que las gente las deborara con avidez antes del desayuno. Ahora(...) una vez celebrada la entrevista, que ha podido durar horas, llegas a la redacciòn y te vuelves loco para sacar a tìtulo alguna declaraciòn del torero que pueda interesar al lector.(...) Alguno, convencido que te hace una revelaciòn mundial, insinùa:
- A lo mejor cambio de cuadrilla la temporada que viene.
(...)"
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Nota: ayer oyendo la aburrida entrevista a Castella en el programa Clarín, me vino a la memoria estas lineas de Joaquín Vidal

martes, 1 de marzo de 2011

ANTONIO LABRADOR "PINTURAS"


Un abrazo para el maestro "Perico", fiel seguidor del Blog PT10. Mi amigo, nuestro maestro.



- "PINTURAS" (Antonio Labrador Bernúes): Nació en Zaragoza el 13-6-1909. Alternativa en Zaragoza el 11-6-1933. Desde 1936 fue subalterno... Como nos cuentan un gran banderillero. En la cara, en todo lo alto y salia sin apuros.

Como banderillero había actuado a las ordenes de Manuel Rodríguez “Manolete”, Julio Aparicio, y Santiago Martín “El Viti”, entre otros. Su padre ELIAS LABRADOR “PINTURAS”, había sido banderillero de José Gómez Ortega “Joselito”. Contaba al morir la edad de 65 años.