De como se induce al error (¿o al horror?)

Por Rolando Tapia

Antes de iniciar nuestro comentario, transcribiremos algunos párrafos de dos libros de Gregorio Corrochano, “Cuando suena el Clarín” (Madrid 1961 paginas 31 al 39) y “¿qué es torear?” (Madrid 1966 paginas 79 al 87) para que se entienda posteriormente nuestra critica a un artículo aparecido en El Comercio el lunes 29 de octubre en la pagina taurina escrito por Jaime de Rivero.

Corrochano dice: “No hay toros grandes, ni toros chicos, sino toros; toros o novillos. El toro se caracteriza: primero, por su edad, y en seguida, por el trapío de su raza; por estar en el tipo de los individuos de la ganadería a qué pertenecen; por ser limpio de cuerna y de piel, por ser sano, por ser fuerte, sin ningún defecto físico que le incluya en el desecho de cerrado, ni tara de mansedumbre vista que le deseche en la tienta, de la que debe salir con nota de toro. … si es toro, yo no le pido más en el encerradero; en la plaza, ya le pediré la bravura.”….”Las ganaderías tienen sus características definidas y acusadas. El público, que no sabe de esto, porque su afición no pasa de lo espectacular, tiene equivocaciones que hay que evitarle. Acaso con una reiterada y clara crítica se iría aleccionando,…”. “Cuando un toro tiene edad de toro, está bien criado –no quiero decir muy gordo- , lo que supone poder y salud, y en el tipo de su ganadería, es toro, pese lo que pese. Si le faltan la edad, el poder y el trapío, no es toro, es novillo, pese lo que pese.”

“El público se compone de una masa y una minoría. Estos conceptos, en cuanto a su intervención y manera de comportarse en la plaza, están subvertidos. La masa es más simple, más ingenua, más contentadiza. Para ella el espectáculo es mera diversión. Cuando se dice despectivamente “torea para la galería “, “es un brindis al sol”, se insinúa una fórmula clara de descontento, con que la minoría denuncia al torero poco escrupuloso, que se vale de mañas falsas, de escaso mérito y aparente valor, y señala a la masa, ignorante de lo que es la verdad del toreo. La minoría es recelosa, suficiente, apasionada, y muchas veces inoportuna; tiene aires –voces- de depositaria de la fe taurina, heredera de los más intransigentes espectadores, con misión inquisitorial, que tiene como constante el temor del fraude. “…

…”La bravura tiene una escala de dureza o resistencia al dolor; de codicia o rapidez, de intolerancia al cite; de nobleza o instinto claro de defensa; de sentido o facultad de diferenciar el engaño del bulto. Un buen observador, puede ver esta escala, más o menos acusada, en una corrida de toros de una misma ganadería. Tan variable y difícil de conocer y sujetar es la bravura.”

“ Por todo esto, es peligroso el hacer con la bravura del toro comercio de comodidad para el torero: que sea bravo, pero hasta cierto límite, para que no acose o moleste al torero; que sea muy pastueño, pero que no se extreme hasta la mansedumbre que le ronda; que vaya a los picadores para salvar la divisa, pero que se deje pegar, quedándose sin tirar cornadas en el caballo; que tenga fuerza para entrar y salir, ir y venir en lances y pases, pero no tanto que apriete en la acometida y ponga en aprieto al torero. Que no puntee en capotes y muletas. Puntear es querer y no poder cornear; iniciar sin lograr la cornada; marcarla sin propósito de darla; todo lo más, quedarse con las ganas. Ni ese resto, del instinto bravo de su raza. Que sea un toro cómodo, que es un nuevo matiz que complica y falsea la bravura y aumenta la confusión. Que sea bueno, en fin, para el torero. Esta es la receta mágica que se busca: que parezca toro, que parezca bravo y que no lo sea.”

“Todo esto es más difícil de conseguir y conservar, que la pureza y bravura rudimentaria de la especie, porque a la imperfección natural, se añade la imperfección artificial. Ahí están de muestra ganaderías que fueron bravas, degeneradas, más que por descuidos, errores, consanguineidad y desconocimiento de lo que es la bravura por estas manipulaciones de buscar inútilmente la bravura inofensiva del toro, que nunca es inofensivo, con el mediotoro, mediobravo, como si se pudiera ir a medias con el toro.”

“Esa distinción, muy de moda, del toro bueno para el torero o el toro bueno para el ganadero es la mas disparatada concepción de la bravura; es un factor negativo. Es larga la lista de ganaderías infectadas de toros buenos para el torero, que es una forma nueva y peligrosa de mansedumbre. La experiencia está desacreditada. El ganadero debe buscar con afán el toro bravo. Toro que no sea bueno para el ganadero, no es bravo, y no debe ser bueno para nadie, aunque parezca circunstancial y económicamente bueno para el torero. Cuando se encuentran el toro bueno para el torero, y el torero para quien sólo es bueno ese toro, el toreo no acude a la cita del cartel.” (del libro ¿qué es torear?)

“ Para ver una corrida de toros, es condición indispensable no perder de vista al toro. Es muy importante lo que hace el toro. Donde está el toro, está la corrida. El que sólo mira al torero, ve la mitad. Hay que mirar al toro y al torero, pero primero al toro. Todo gira en el ruedo alrededor del toro. Por él dictó la experiencia de los grandes maestros las reglas de la Tauromaquia, que son las leyes de la gravitación del toreo. El toro, no solamente es el protagonista, es el objeto del espectáculo. El espectador que distrae su vista del toro, en aquel instante deja de ver la corrida. Al mirar al toro, no solamente vemos lo que hace el toro, sino lo que hacen con él los toreros. Y relacionando lo que hace el toro y la intervención del torero, que esto es la corrida, juzgamos. Acabamos de definir la lidia. La posibilidad del toreo, la da el toro. Y de esto, depende el conocimiento del espectador. No olvidemos esta premisa: el toreo es función del toro”….. “Por el estado del toro, por la condición del toro se debe medir al torero.”…”El torero es el hombre valeroso que torea al toro. Si no hay toro, el hombre valeroso no tiene valeroso quehacer.” (del libro Cuando Suena el Clarín).

Consideramos importante hacer esta introducción para realizar la correspondiente crítica al artículo en mención.

Jaime de Rivero dice: “Todo el ganado salvo el de La Carolina es esencialmente de encaste Domecq, que es el que permite mayor lucimiento. Son toros nobles y repetidores, que se crecen durante la lidia, permiten largas faenas y exigen técnica y poderío para aprovecharlos. Es por esto que muchos toreros forjados en corridas “duras”, pierden triunfos clamorosos ante ellos.”

Es impresionante como se engaña al público lector con tanta falacia. En efecto la corrida de toros necesita como elemento fundamental al TORO con su edad, peso y trapío propios de su encaste, además de tener la cornamenta intacta, esto es, sin manipulación fraudulenta de sus astas (exigencia primordial que piden las figuritas de oropel) y que sea BRAVO. Ante la dificultad del mismo se podrá decir si lo que vemos está bien hecho o no. El lucimiento con toros nobles y repetidores (el bobalicón que piden los veedores varios meses antes con barbería incluida) en casi todas las ocasiones son remedos de corridas donde se meten ochenta trapazos, sin torear como se debe (a eso le llaman técnica?) y de manera perfilera y ventajista (eso es el poderío?) . Dizque se crecen durante la lidia (¿?) , como es eso no me digan que se crecen al monopuyaso, al cariñito, al trato de hospital que le dan para ocultar la mansedumbre asquerosa con la cual se enfrentan haciendo creer que son forjadores de grandes faenas, jo,jo, jo como dice papá Noel. Creo que las figuras se aprovechan de estas reses para darnos un remedo de toreo o de un gran espectáculo. Finalmente a los muchos toreros forjados en corridas “duras” no es que pierdan triunfos clamorosos, al contrario, lo que pasa es que se respetan así mismos y al publico que va a verlos no prestándose al engaño de torear un remedo de bravo.

Jaime de Rivero dice: “El aficionado torista, que es minoría, pues la afición Limeña es torerista, podrá apreciar el encaste Santa Coloma con cruce Murube, a través de los pupilos de La Carolina. El toro Santa Coloma se caracteriza por su temperamento, codicia y agresividad. Exigen mucho a los toreros, se revuelven pronto, aprenden de los errores y se orientan con facilidad.”

Aquí hay un error y desconocimiento de lo que es la afición limeña. A la plaza de Acho asisten aficionados con algo de conocimiento, que son la minoría y el turista y público de clavel que asiste a los toros por la foto, por el roce social, por aparecer en alguna revista, o para que en el facebook diga que estuvo en Acho y otros a pegarse una borrachera. Y justamente por no saber algo del tema aplauden cualquier mamarracho (son la mayoría).

Justamente el aficionado al que mal se le llama torista, espera que un torero sepa resolver la papeleta de enfrentarse a toros que les exijan toda su sapiencia para que con su arte y poderío y con la transmisión de emoción y miedo que dan las reses bravas , pueda darse esa magia que son las verdaderas corridas de toros. Pregunto ¿acaso no les gustaría ver a un Perera, un Ponce , un Juli toreando en Acho con toda la maestría que dicen que poseen, ante toros de verdad?. Eso si sería un espectáculo inolvidable.

Jaime de Rivero dice: “Como es costumbre en Acho, el cartel mas importante tiene toros de Roberto Puga, cuyas principales virtudes son: clase, nobleza y repetición. Una tarde que puede quedar en los anales gloriosos de la vieja plaza.”

No se si lo dicho en este párrafo se lo cree su autor o es una demostración de sobonería digna del caricaturesco Felpudini hacia Roberto Puga. El minoritario aficionado piensa que es un insulto a la inteligencia tamaña barbaridad expresada en tan pocas palabras. Justamente las figuras de dicho cartel son los que piden el toro bobalicón, que no muestre peligro, con dosis de mansedumbre que puedan tapar con su “depurada” técnica para hacer creer a la mayoría torerista de Lima que se está gestando una hazaña en la vieja plaza.

Recordando las presentaciones de este emblemático hierro (¿?) nos viene a la memoria indultos sin merecimiento, animales que llegan sin pica al ultimo tercio, y si se pican a que pedir a todos los santos y animas benditas del purgatorio que se mantengan en pie y la inolvidable tarde del año pasado donde en toda la plaza se escuchó el unísono grito de “Puga Estafador”. Finalmente la foto que se publica de un novillo con las fundas puestas en los pitones, ¿es para evitar que se lastimen o para ocultar el afeitado exigido por “el cartel mas importante” y sus veedores? .

Creo que la mayor virtud que puede tener cualquier toro de lidia es su bravura, si el toro no es bravo, de nada sirve que le den ochenta pases si es que no transmite esa dosis de picante que pone en atención a todo el público de los tendidos, el resto es un cuento de Calleja.

Debo de resaltar y felicitar la labor que realiza Jaime de Rivero en defensa de la fiesta en lo que se refiere al blindaje de la Fiesta en el orden legal y cultural. Al Cesar lo que es del Cesar, pero si desconoce sobre temas como de opinar sobre ganado u opinar sobre tipos de aficionados, lo mejor es guardar silencio o reservarse sus opiniones para tertulias o charlas de café. Por eso meditación antes de conducir a los neófitos a errores que mas parecen horrores.